26 octubre, 2010

¡La vida debería ser al revés!


Se debería empezar muriendo y así ese trauma quedaría superado.
Luego te despiertas en un Hogar de ancianos mejorando día a día.
Después te echan de la Residencia porque estás bien y lo primero que haces es cobrar tu pensión.
Luego, en tu primer día de trabajo te dan un reloj de oro.
Trabajas 40 años hasta que seas bastante joven como para disfrutar del retiro de la vida laboral.
Entonces vas de fiesta en fiesta, bebes, practicas el sexo, no tienes problemas graves y te preparas para empezar a estudiar.
Luego empiezas el cole, jugando con tus amigos, sin ningún tipo de obligación, hasta que seas bebé.
Y los últimos 9 meses te pasas flotando tranquilo, con calefacción central, roomservice, etc. etc.
Y al final... ¡Abandonas este mundo en un orgasmo!
QUINO.

2 comentarios:

  1. Excelente y cierto.

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  2. Debo admitir que la primera vez que leí, este texto quede abrumado y totalmente fascinado. Ciertamente, estoy de acuerdo con Quino, en que la vida que llevamos no tiene un orden lógico, pero más que orden, no tiene una estructura lógica.

    Desde mi punto de vista, y después de haber leído varias veces este texto, creo que pude comprender cuál era el pequeño detalle que no permitía que me llenaran completamente sus párrafos. Y he aquí la razón:

    Si nuestros últimos años de vida fueran la juventud y la niñez, y estos los viviéramos con la experiencia que nos da el caminar, nuestra juventud no contaría con aquellos ingredientes que la hacen fascinante: la inmadurez, la irresponsabilidad, la inseguridad, y otra cantidad de sentimientos incontrolables, que fluyen en todos y cada uno de nosotros cuando atravesamos esa etapa, y que son el verdadero valor (tesoro) de esta parte de la vida. Así que si llegáramos a ella después de 40 años, creo que no seríamos tan locos, arriesgados, desmedidos e irresponsables, creo que nuestra juventud serían los nuevos 50´s pero con la vitalidad de los 20´s. Creo que nuestro espíritu de pubertad sería frenado por la experiencia. ¿Y es acaso eso lo que queremos?, en mi caso, ¡no es lo que yo querría!

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