Así es COLOMBIA, por Claudia Duke Zuluaga

ACORDÁTE MORALITO

Por: Claudia Duke Zuluaga

Se le zafó un cable a los 15 y por eso ahora alterna sus estudios

de política con ingeniería electrónica

Mis gustos musicales me trajeron aquí. Parece que son diferentes de unos e iguales a otros, porque genera controversia cada vez que pido una canción y soy la única que quiere oirla.

Seré la vocera de la ‘’plancha’’ y ‘’vallenatos’’; aunque soy capaz de pasar de una balada rock a un vallenato.

No espero lograr que les guste el vallenato, solamente acercar de alguna manera a aquellos que se niegan a oirlo, como un comentario que oí en días pasados: ‘’Claudia, sos la única que oye música de Papagayo’’.

¿Qué tal si siendo académicos empezamos por algo de historia?

Los vallenatos nacieron en las sabanas de la Costa Colombiana del norte. Nacieron de personas que no habían tomado cursos de acordeón pero que con la conjugación de los demás instrumentos, fueron dándole orden a un modo musical: El vallenato. El acordeón fue abriendo paso a las letras y los ‘’costeños’’ encontraron una forma de dar noticias, demostrar amores o simplemente conversar.

Francisco ‘’El Hombre’’, me encanta este hombre. Llevó noticias y recados por toda la costa caribe, acompañado de un acordeón. (Debo mencionar que en mi opinión, es menos dañino para una sociedad una noticia cargada de música que cargada de sesgos e intereses como lo son las noticias radiales o televisadas).

Cuentan las mismas historias vallenatas, que la parranda fue creando sus imaginarios y representaciones sociales propios; está mal visto no bailar, también conversar y no cantar. Las historias vallenatas están inspiradas también en las anécdotas que fueron surgiendo en las parrandas y como diría Rafael Escalona: “muchas veces la historia del canto es mejor que el canto”.

Yo pienso (y menos mal es mi opinión) que en tiempos en los que ‘’la americanización’’ del mundo es una realidad, cuando llegan primero coca colas (confesando que me encanta la coca cola) que música, los lazos culturales deben verse como la única forma de cohersión que nos queda. El vallenato hace parte de nuestra cultura, es un elemento cultural. En alguna ocasión entendí que en medio de las diferencias de ideologías que vivimos en nuestro país, la cultura y los elementos que la componen, son los hilos capaces de tejer entre nosotros un sentimiento nacionalista.

‘’Acordáte Moralito de que aquel día que estuviste en Urumita y no quisiste hacer parada’’.